1. Colores que respiran calma: blancos, azules y tonos tierra
Uno de los pilares del estilo mediterráneo es su paleta de colores clara y natural. El blanco es protagonista absoluto: se utiliza tanto en paredes como en techos y suelos para reflejar la luz y ampliar visualmente los espacios.
A este fondo neutro se suman los azules —desde el índigo hasta el celeste— que evocan el mar y el cielo. También se incorporan ocres, arenas, verdes oliva y terracotas, todos ellos inspirados en la naturaleza y la tierra. La clave está en combinarlos de forma armónica para crear contrastes suaves y agradables.
2. Materiales naturales que conectan con el entorno
El uso de materiales naturales es esencial en este tipo de decoración. El ratán, el esparto, la madera sin tratar, la piedra y el barro cocido aportan textura y autenticidad. Puedes incluirlos en:
Mobiliario: mesas de madera maciza, sillas de mimbre o cabeceros de caña.
Accesorios: alfombras de fibras vegetales, lámparas colgantes de rafia o cestas trenzadas.
Revestimientos: baldosas hidráulicas o suelos de terracota son típicos del estilo.
La imperfección es bienvenida: lo artesanal y lo hecho a mano aportan valor estético y cultural.
3. Cerámica artesanal y detalles decorativos
Los objetos cerámicos tienen un lugar destacado en la decoración mediterránea. Platos pintados a mano, jarrones de barro, macetas esmaltadas o vasijas decorativas añaden personalidad y tradición a cualquier estancia.
También es común utilizar textiles ligeros y naturales como el lino o el algodón, en cortinas, cojines o fundas de sofá, en tonos neutros o con discretos estampados geométricos.
No olvides los elementos decorativos marinos: conchas, redes, madera flotada o cuadros con paisajes costeros pueden integrarse con sutileza para reforzar la temática sin caer en lo excesivo.
4. Plantas mediterráneas para dar vida
La vegetación es clave para crear un ambiente fresco y natural. Las plantas de estilo mediterráneo, como el olivo, el romero, la lavanda o los cactus, no solo aportan color y aroma, sino que también ayudan a purificar el aire y a conectar el interior con el exterior.
Ubícalas en macetas de barro o cestas tejidas, en rincones estratégicos o incluso colgadas para dar dinamismo a la decoración.
5. Espacios abiertos, funcionales y llenos de luz
El estilo mediterráneo apuesta por viviendas abiertas y bien ventiladas. Las estancias deben fluir entre sí, evitando barreras visuales. Si es posible, aprovecha la entrada de luz natural con cortinas ligeras o estores enrollables.
Una invitación a la serenidad
Decorar tu hogar con toques mediterráneos es una manera de traer el mar, el sol y la naturaleza a tu vida diaria. No se trata solo de un estilo visual, sino de una forma de habitar los espacios con calma, calidez y autenticidad. Con materiales naturales, colores claros y elementos tradicionales, puedes transformar cualquier vivienda en un refugio mediterráneo, perfecto para desconectar del ritmo urbano y conectar con lo esencial.